“En el interior de un edificio palaciego del XIX, el estudio Marcante Testa ha sabido condensar la esencia de “La Serenissima”, interpretándola en clave contemporánea”
foto di Kasia Gatkowska, articolo di Fran Muñoz
Todos tenemos una imagen de Venecia. Es la ciudad de los canales y los puentes, de los grandes palacios e iglesias profusas en decoraciones, con una gran historia arquitectónica que, pese a convertirse en la capital de las vanguardias
durante sus Bienales, parece haberse quedado cristalizada durante los últimos siglos. En este escenario de inmovilismo, al estudio de arquitectura y diseño Marcante-Testa (www.marcante-testa.it), compuesto por Andrea Marcante y Adelaide Testa, le fue encargada la reforma de los 450 metros cuadrados de un edifcio palaciego, levantado en el siglo XIX
en la orilla de un canal del céntrico sestiere de San Marco. “En esta ciudad, más que en ninguna otra parte del mundo, un proyecto de arquitectura interior debe tener en cuenta la historia, incluso la más reciente, y el contexto”, afrman. Con esta premisa, comenzaron a inventar los espacios de este palazzo sorprendentemente desnudo de adornos. Ya el recibidor y la escalera, lugares pensados para el uso común, son una declaración de intenciones de lo que encontraremos recorriendo el resto. Aquí, los interioristas han ideado una boiserie geométrica, inspirándose en las formas y colores de las fachadas vecinas, pero interpretadas desde una perspectiva contemporánea. Este paralelismo visual, junto a la desordenada situación de las ventanas, permite crear una relación y confusión entre el interior y el exterior. Al entrar en uno de los pisos, que también han transformado, comprobamos que continúa su particular homenaje a Venecia. Inspirándose en los cerramientos que el arquitecto local Carlo Scarpa realizó en sus restauraciones de Ca’ Foscari a principios del siglo XX, han creado varias mamparas de metal, vidrio y madera cubierta por estuco que dividen los espacios, a la vez que dejan pasar la luz y el paisaje que se cuela desde las ventanas. Esta
estructura, que se adapta al patrón del suelo original de madera, adquiere la forma de armarios y puertas al llegar al estudio, originando un nuevo vestidor que antecede a la zona más privada de la vivienda. En la decoración, son muchos los guiños hechos al paisaje veneciano, como las lámparas de cristal de Murano, que evocan la visión de la ciudad sobre los canales al atardecer, los papeles pintados en degradado y las piezas de superfcies brillantes e iridiscentes que
juegan con los refejos del entorno o los marcos de las ventanas y cortinas de metal dorado que ensalzan las vistas. Las piezas de mobiliario firmadas por los arquitectos y por ilustres diseñadores del s. XX como Gio Ponti, Le Corbusier, Jasper Morrison, Patricia Urquiola, Konstantin Grcic o el propio Scarpa terminan de conformar esta nueva visión de Venecia. Contemporánea y lejos de tópicos.