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“Marcante-Testa ha reformado este piso milanés vistiendo cada espacio con mármol, escayolas y piezas a medida.

Es una revisión de la típica casa burguesa italiana, refinada y nostálgica.”

texto: ITZIAR NARRO

fotos: CAROLA RIPAMONTI

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El mármol. Es el elemento clave de este apartamento en el Corso Sempione de Milán, reformado por los arquitectos turineses Andrea Marcante y Adelaide Testa para una pareja. Situado en un edificio de finales de los 60, que inspira la estética de buena parte de las estancias, el dúo ha transformado sus hechuras burguesas y aburridas en un tratado de cómo utilizar materiales nobles de una forma moderna. Y es que el mármol de la histórica firma Catella Fratelli, que ya utilizó y ensalzó Gio Ponti, aparece en los suelos y en los dinteles de las ventanas, se convierte en una alfombra verde que trepa por las paredes del comedor y acampa en el baño, formando un hilo conductor irrompible. “Quisimos leer el espíritu de la construcción y hacerla contemporánea, siempre mirando a los maestros del midcentury turineses, como el arquitecto Toni Cordero”, explican. Los 160 m2 de la vivienda están compartimentados de una manera clásica: un gran pasillo separa la zona social de los dos dormitorios. El salón y el comedor se dividen con un biombo de cristal y latón hecho a medida, como gran parte del mobiliario de la casa, aunque Joe Colombo, las lámparas de Atelier Areti o los suecos Claesson Koivisto Rune también se reivindican, igual que los papeles pintados de Hermès o las baldosas de Bisazza. Suelos de madera originales actualiza dos con franjas de resina, puertas de metal y cristal, finos rodapiés de latón, todo ha sido pensado con cuidado, creando un contenedor poco convencional. “La casa es seria y divertida al mismo tiempo, auténtica y refinada, lujosa y simple, natural y artificial vieja y nueva, democrática y exquisita, con fuertes raíces lombardas pero abierta al mundo”, cuentan los arquitectos. Añadimos que con un punto de humor y la habilidad de no tomarse nunca en serio, que es el sello del estudio Marcante-Testa. “Nos gusta trasladar la sofisticación del diseño italiano y ese punto de ironía que lo define”, remata la pareja. Su límite, desde luego, no es el cielo, ya que han mimado especialmente los techos del piso aportándoles una dignidad que, según afirman, el interiorismo contemporáneo les ha quitado. No hay más que ver la figura de escayola del salón, con la que quieren, dicen, llevarle la contraria al psicoanalista James Hillman cuando afirmó que “los dioses ya no viven aquí”. Ellos lo pretenden.